viernes, 10 de agosto de 2007

EN UN RESTAURANTE, ERES CAPAZ DE RECHAZAR UNA BOTELLA DE VINO?


Todos nos hemos visto en esta situación y la verdad es que se trata de uno de los momentos más delicados en relación con el vino y sobre todo con el hecho de “quedar bien” con quien nos acompaña, especialmente si es del género femenino y tenemos la lejana intención de impresionarla: el momento es ese en que nos presentan la botella de vino que hemos pedido, para que la probemos y digamos que “estupendo, muchas gracias”.

Aparte de seguridad en uno mismo, en nuestra memoria olfativa y en la gustativa, hay que tener verdadero valor, por llamarlo finamente, para decir que no y devolver la botella a bodega.

Bueno, pues vamos a apuntarnos dos o tres regla básicas por las que podemos devolver una botella, que sin duda reforzarán nuestrra seguridad y nos ayudarán a quedar como “expertos de toda la vida”

• En muchos locales, sobre todo si el precio es de tipo ajustado, no te pondrán ningún problema y te cambiarán la botella por otra sin realizar la más mínima comprobación. Pero ojo, en otros muchos, sobre todo si se consideran a sí mismos “de postín”, o de moda, puedes estar iniciando una discusión infinita.

• Porque realmente es muy difícil mantener una discusión con alguien que jamás admitirá saber menos que tú de la materia. ¡Para eso es metre y está en un local tan cool y fashion como ese! Pero, sin embargo, hay algunos defectos del vino muy sencillos de reconocer y que, tras una mínima consulta con tus acompañantes, están obligados a aceptar:

– El más frecuente es un fuerte aroma a corcho: eso significa que el tapón está enmohecido y que el vino se ha contaminado de ese olor. La prueba está en el propio corcho deteriorado. Pide que te lo enseñen.

– Otro problema muy habitual es que el vino huela y sepa claramente a vinagre: esto ocurre porque durante el descanso del vino en botella se ha producido algun tipo de defecto en el tapón que ha permitido el contacto con el aire. Recházalo sin contemplaciones. No hay objeción posible.

– Si has pedido un vino blanco fresquito y te traen un caldo amarillo muy intenso o tirando a marrón, esa botella seguramente no es del año, como debe exigirse en los blancos, o bien no ha estado bien conservada. El vino blanco tiene que ser - no digamos blanco – pero sí de un amarillito muy pálido. No te dejes liar con que si es de esta o aquella denominación de origen, porque no.

– Y en rosados, para terminar, muy parecido a lo dicho para los blancos: igualmente tienen que ser vinos del año, fresquitos, transparentes y suaves. Cualquier otra cosa rara... para ellos.


FUENTE: elvino.com. José Peñín

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