lunes, 8 de octubre de 2007

UNA CATA EN CASA


Ya que es difícil convertirse en un experto de la cata en poco tiempo, por lo menos vamos a proponer una buena iniciación a practicar en casa, comparando diferentes tintos que resumen algunos de los rasgos más distintivos que pueden encontrarse en los vinos españoles de este tipo.


CÓMO EMPEZAR.

Vamos a comparar siete tipos de tintos totalmente diferenciados por cualquier lego en la materia. Con la ayuda de vuestro vendedor de vinos preferido y de acuerdo a cada presupuesto, podréis elegir las marcas concretas más adecuadas a cada tipo:


Un tinto ligero de color claro, de Valdepeñas
• Un tinto riojano gran reserva de estilo clásico
• Un tinto riojano moderno de reserva o gran reserva.
• Un tinto de crianza muy oscuro
• Un tinto joven de Rioja, muy oscuro. (De la última cosecha y sin crianza en madera).
• Un cabernet sauvignon de 3-4 años criado en madera.
• Un rioja de reserva clásico criado en barricas añejas.


PASOS PRELIMINARES
Copas. Necesitaremos siete copas iguales, preferentemente algo estilizadas, tipo "burdeos", semejantes a las que se utilizan en la mayoría de los restaurantes.

• Servicio. Llenamos las siete copas a la vez con "tres deditos" de vino y situamos cada botella detrás de su copa correspondiente.

Vista. Hay que visualizar cada copa inclinándola hacia delante y llevando la orilla del líquido hasta casi el borde. Mantenla a unos 15 centímetros de tu mentón, para poder ver los diferentes matices desde el centro de la superficie hasta el borde.

Olfato. Introduce ligeramente la nariz por la boca de la copa. Si el aroma no es intenso o está poco definido, es conveniente agitar ligeramente la copa sujetándola por la parte más baja del tallo. Es mejor no insistir olfativamente en cada copa y cambiar rápidamente a otra para apreciar mejor las diferencias entre ellas.

Gusto. Al llevar la copa a los labios debemos sorber una mínima cantidad (es mejor repetir que ingerir una cantidad excesiva que, por "razones etílicas", pueda alterar la capacidad de apreciación). Lo ortodoxo es no tragar el vino, sino escupirlo en un cubo con agua, pero ya que nos hemos gastado la pasta y dada la calidad de los vinos, podemos saltarnos este punto y disfrutar de ellos. Total, estamos en casa.La cantidad tomada debemos dejarla unos segundos en la boca a la vez que masticamos entreabriendo los labios. La función de masticar es para agrandar y empequeñecer la cavidad bucal. A la vez, tomamos un poco de aire para potenciar los aromas del vino (rápidamente subirá de temperatura dentro de la boca) que, por vía interna, (el famoso término “retronasal”) llegarán al sentido del olfato.

Postura. Sentado enfrente de las siete copas sobre una superficie blanca para ver el contraste del color, o bien colocar unos folios en blanco a modo de mantel. Lo mejor, luz natural o halógena.

Cada uno de estos pasos deberá repetirse para cada vino, en el orden que decíamos al principio y cada catador que aporte los detalles diferenciales que nota en cada vino. De esta forma divertida y “sabrosa” iremos aprendiendo a distinguir los diferentes matices del vino.

Fuente: Elvino.com – José Peñín

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