viernes, 10 de agosto de 2007

BUENO, BONITO, BARATO.


Hay días en los que no tenemos más remedio que quedar bien o simplemente apetece darnos un gustillo. Me estoy refiriendo al terreno gastronómico, naturalmente. En otros terrenos, vosotros sabréis.

Pues bien, volviendo al tema - que nos disipamos – darnos el gustillo tampoco tiene por qué darnos un susto al bolsillo, de modo que en esta ocasión la propuesta va a ser un excelente salpicón de marisco confeccionado con los primos más humildes de la familia marisquil, pero igual o más rico y sabroso que el tradicional modelo “de Luxe” y como vais a ver, a mitad de precio.

Pongamos que lo preparamos para 4 personas, así que elige bien los/las invitados/as. Necesitaremos ½ kilo de anillas de calamar (si, si, las del bocata de siempre). Otro ½ kilo de unas gambas o langostinos que tengan buena pinta y buen precio; vamos, los típicos que siempre encontramos de oferta en las grandes superficies. También nos harán falta alrededor de 10 barritas de cangrejo, tipo surumi.

En una olla, pon a calentar suficiente agua con un puñadito de sal. Cuando rompa a hervir echa los calamares y déjalos cocer unos 8 minutos. Mientras tanto, ve pelando las gambas y cortándolas en trocitos como de 1 cm. Haz lo mismo con los palitos de cangrejo. En cuanto estén los calamares, sácalos a un escurridor y pásalos por agua fría. Trocéalos también como a sus colegas de receta.

Pasa todo esto a una fuente tipo ensaladera más bien alta, para poder remover cómodamente sin que salgan volando todos los ingredientes. Añade en trozos más bien grandes 2 pimientos verdes o rojos, eso ya va en gustos (o uno de cada si eres daltónico, así aciertas seguro) una cebolleta o cebolla también troceada, pero en trocitos más pequeños, que luego pica. Pon también aceitunas verdes que venden en botes ya troceadas y algunas alcaparras si te gustan.

Y vamos con el aliño: en un frasco aparte mezcla por este orden (no es por mandar, sino para que se disuelva mejor): sal, pimienta negra, vinagre* – mejor de algún sabor como de sidra o al estragón, pero si no, el que tengas – aceite de oliva (doble cantidad que la que hayas echado de vinagre) y albahaca (de bote, of course). Tapa el frasco para evitar problemas con tu camisa y tu techo y bate bien la mezcla hasta que emulsione, que es cuando deja de ser transparente y pasa a tomar un tono blanquecino.

Vierte este aliño sobre el salpicón, remueve bien todo y déjalo reposar en la nevera durante 10 minutillos para que todos los componentes se impregnen del sabor. Antes de servir remueve todo de nuevo, añádele un huevo duro picado por encima, y a la mesa. Como verás, un placer.

* Por si te quedas sin tema de conversación durante la cena, toma nota de esta dirección de internet http://www.cape1.net/vinagre.html, en la que se habla de los usos cosméticos tradicionales del vinagre, un tema que siempre es muy socorrido para un momento de apuro. Además dan varias recetas muy curiosas de potingues que – entre nosotros - yo no probaría en la vida.

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